La dominación tradicional o autoridad tradicional es una de las formas de dominación en la clasificación tripartita de la autoridad establecida por el sociólogo almán Max Weber (1864-1920) en su obra Economía y sociedad publicada en 1922, junto con la autoridad carismática y la autoridad racional-legal. La dominación tradicional tiene como base de legitimidad la tradición, el simple hecho de que las normas son las que son y las cosas se hacen de una forma determinada porque siempre ha sido así, considerando así la estabilidad que conlleva la tradición como principio fundamental del funcionamiento de la sociedad. La dominación tradicional es el sostén de sistemas sociales como el feudalismo o la monarquía.
Instituciones sociales
Una institución social es un conjunto de relaciones, normas y roles que se establecen entre un grupo de personas, más o menos permanente pero sujeto a evolución, que se forma con el objetivo de satisfacer una necesidad o interés común. Las instituciones sociales son además recurrentes en la sociedad, de modo que su presencia es ubicua, tanto a nivel local, en una sociedad en concreto, como a nivel global. La institución normal con carácter más universal es la familia, pero también son instituciones sociales, la iglesia o religión como grupo; la economía y la escuela.
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Antisemitismo
El antisemitismo es la discriminación, odio, hostilidad y agresividad contra los judíos como comunidad, pueblo, religión o supuesta raza. Se trata de una actitud desarrollada desde la antigüedad, cuando hacia el siglo I antes de Cristo los antiguos romanos ocuparon el territorio habitado por los judíos y realizaron campañas de guerra contra los judíos; tanto estos ataques, que perseguían la subordinación y dominación de los judíos, como el hecho diferencial que situaba al judaísmo como religión monoteísta, como opuesto al paganismo politeísta habitual entre los romanos, provocaron una persecución contra la población judía y su identidad colectiva. Estos ataques contra los judíos condujeron a la diáspora judía, unas veces como exiliados y otras como esclavos. Hay que decir que los judíos también vivieron el exilio en el siglo VIII a. C., cuando los asirios vencieron a los judíos y los deportaron a Mesopotamia.
La oposición a los judíos continuó con el cristianismo, especialmente porque los judíos, formando comunidades exiliadas a lo largo y ancho de Europa, fueron considerados culpables de la muerte de Cristo, actitud que se extendió durante la Edad Media hasta la Edad Moderna, aumentando la desconfianza que suscitaban las comunidades judías que vivían aparte profesando otra religión diferente a la cristiana. Precisamente en la Edad Media y en la Edad Moderna eran frecuentes los pogroms o ataques colectivos contra los judíos. Por otra parte, en 1492 los judíos fueron expulsados por edicto de los Reyes Católicos de Castilla y Aragón, episodio notorio en la persecución histórica contra aquellos.
En el siglo XIX se acentuó el discurso contra los judíos. Los términos antisemita y antisemitismo, como actitudes contrarias a lo judío, surgieron en Alemania a finales del siglo XIX para dar un tinte político al odio ancestral contra los judíos, por un lado contra el poder que los judíos estaban adquiriendo en la sociedad como burguesía, y en tambiñen referencia a su supuesta impureza de sangre, en el marco de un discurso racialista. Estos discursos se fueron extendiendo por Europa y los pogroms se multiplicaron. El nazismo, como ideología totalitaria, fijó el antisemitismo como uno de sus principios principales y así se llevaron a cabo uno de los mayores estragos de la historia, el Holocausto, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando se asesinaron sistemáticamente a millones de judíos en campos de concentración y exterminio. El Holocausto, su crueldad e inhumanidad, removió el fondo de la conciencia colectiva en muchos países, y desde entonces el antisemitismo ha sido considerado una ideología especialmente inhumana y peligrosa; hoy día, en muchos países modernos está fuera de la ley el difundir mensajes contra los judíos y cualquier otro tipo de expresiones antisemitas, aunque entre algunos sectores políticos minoritarios e incluso gobiernos abundan y se fomentan aún esos discursos de odio contra lo judío. En resumen, la desrazón del antisemitismo puede definirse así, a través de una frase habitual en inglés: the dislike of the unlike o rechazo de lo diferente; ahí radica su inhumanidad, precisamente en considerar que no todos somos iguales, y que ello justifica la violencia contra los que son diferentes, siendo el pueblo judío una mera excusa para ponerla en práctica.
Grupos formales
Un grupo formal es un conjunto de personas (consulta además: Grupos sociales) con objetivos y organización claramente definidos, orientados al desarrollo de recursos, toma de decisiones y la eficiencia, asignando para ello a cada persona una función y rol determinado. Su carácter formal viene dado especialmente por su sujeción a normas, convenciones y estilos concretos y determinados. Aún así, dentro de un grupo formal puede desarrollarse apego emocional y relaciones informales entre las personas que lo integran e incluso pueden desarrollase a partir de él grupos informales pero situándose siempre fuera del ámbito formal del grupo. Son ejemplos típicos de grupos formales, los equipos de trabajo en la empresa, la tripulación de un buque o avión y un escuadrón militar. Dentro de los grupos formales se distinguen los grupos de mando, con una estructura jerárquica y de autoridad muy definida, y los grupos de tareas o equipos de trabajo, que desarrollan su actividad con mayor flexibilidad.
Clase obrera
La clase obrera es la clase social formada principalmente por los trabajadores manuales y generalmente de escasa cualificación y remuneración y difíciles condiciones de trabajo en fábricas y otro lugares de trabajo. En sentido más amplio, como sinónimo de proletariado, hace referencia normalmente a los trabajadores que no disponen de los medios de producción y se ven obligados a vender su fuerza de trabajo al capitalista; pero en el sentido restrictivo citado al principio, dejaría a un lado a los trabajadores de cuello blanco, que en lugar de superar la explotación perseguirían otros intereses como los de mejorar su situación profesional y económica dentro de la empresa capitalista sin cuestionarla e incluso defendiéndola. A lo largo del siglo XX, ha sido un término frecuentemente utilizado para denominar al conjunto de trabajadores precarios y pauperizados, especialmente cuando estos conformaban una mayoría social dentro de las clases sociales medias y bajas, pero con la mejora de las condiciones de trabajo de los trabajadores ha caído en desuso y se ha reemplazado por la expresión la clase trabajadora. De este modo, la clase obrera ha constituido un proceso históricosocial, durante el cual los obreros crearon su identidad y adquirieron conciencia de clase frente a otros colectivos con identidades e intereses diferentes, y que ha terminado en declive cuando los intereses dentro de la clase han empezado a diverger.