Agustín de Hipona: biografía

Agustín de Hipona (354-430) es un filósofo y teólogo cristiano, obispo de Hipona, santo y Doctor de la Iglesia, cuyo pensamiento trascendió su época y ha llegado con vigencia hasta nuestros días, conformando buena parte de la doctrina cristiana a lo largo de la historia. Se le considera el filósofo que adaptó la filosofía platónica a la visión del cristianismo, a través del neoplatonismo, representado especialmente por Plotino. 

Nacido en Tagaste, ciudad de la antigua provincia romana de Numidia, situada en la actual Argelia, en el seno de una familia acomodada venida a menos. Su madre tiene un fuerte carácter y personalidad y es cristiana. Su padre, pagano, en cambio, carece de cualidades notables. En su juventud es enviado a Cartago para recibir una formación superior, sobre todo en retórica, como suele ser habitual en la época. Allí lleva una vida libertina y disipada y conoce a una mujer con la que tendrá un hijo  y convivirá durante quince años. Sus lecturas le conducen a la filosofía y se convierte en adepto del maniqueísmo, doctrina religiosa que afirma la existencia sustantiva tanto del Bien como del Mal, fundada un siglo antes por el persa Manes y que entraba en conflicto con el cristianismo. Abandona el proyecto de su familia para que se convierta en funcionario y trabaja com profesor. Gana un premio de poesía que le permite entablar relación con el procónsul de Cartago, gracias al cual podrá abandonar la ciudad para trasladarse a Roma hacia el año 381, desilusionado ya de las relaciones con sus alumnos. En Roma sigue trabajando de profesor, pero aquí también los estudiantes le desilusionan, y además enferma. Es protegido por un senador y enviado, empujado por sus amigos maniqueos, como profesor de retórica a Milán. Allí se relaciona obispo cristiano, gracias a cuyas homilias abandona el maniqueísmo, y su madre se reúne con él. Abandona a su primera mujer, siguiendo los consejos de su madre, que le prepara un matrimonio próspero con una joven para lo que debe esperar todavía dos años. Se une a otra mujer al poco tiempo. Al mismo tiempo, frecuenta el ambiente filosófico de la ciudad, fuertemente influenciado por el platonismo. En el año 386 se convierte al cristianismo, impactado por la conversión de dos de sus amigos. 

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La Ciudad de Dios (Agustín de Hipona): ciudad celeste y ciudad terrenal

La ciudad de Dios es el nombre de la obra escrita por Agustín de Hipona (354-430), con el título original en latín De civitate dei contra paganos, en el que aborda su visión filosófica de la historia. En esta obra, el filósofo distingue entre la ciudad terrenal que, siempre desde el cristianismo, está formada por los paganos que viven contra Dios a través del egoísmo e idolatría, por un lado, que se ha identificado a veces ocn el Estado o el Imperio Romano de la época, y la ciudad celeste, por otro, o formada por los creyentes que viven por el amor a Dios, la iglesia en el mundo, ambas en constante conflicto y choque, aunque actúan al mismo tiempo confundidos, ya que en la propia iglesia de cada momento existen justos e injustos, buenos y malos. Naturalmente, estas ciudades deben entenderse en sentido metafórico, no como ciudades verdaderas, sino como situaciones espirituales. 

A través de este dialéctica entre ciudades, Agustín de Hipona afirma la evolución lineal de la historia, que culminará en la ciudad de Dios, a diferencia de las historias cíclicas de Oriente y otras filosofías, y plantea la historia y la política en forma lucha entre el amor a Dios y el amor a los bienes materiales de la tierra. Diríase, pues, que la obra filosófica La ciudad de Dios es una cosmovisión o concepción del mundo completa, que indica cómo el mundo y la historia evolucionan. Más concretamente, según Agustín de Hipona, la Ciudad de Dios será la que prevalecerá tras triunfar la ciudad celestial, con el fin de los tiempos, siempre metafóricamente, formada por los ángeles y resucitados a los que se dará vida eterna, en contraposición al infierno. 

Res cogitans (cosa pensante)

Res cogitans o cosa pensante es una de las sustancias o tipos de cosas que distingue el filósofo francés René Descartes (1596-1650) en la realidad, siendo la otra la res extensa, propiedad de los objetos materiales, a las que habría que añadir la res infinita o Dios. Las res cogitans es el yo mismo, inherente y exclusiva del ser humano, su espíritu, tal como aparece a la intuición en el cógito, y tiene como facultad principal el pensamiento.

Res extensa

Res extensa es uno de los tipos de sustancia, como constituyentes de la realidad, que estableció el filósofo racionalista francés René Descartes (1596-1650), junto con la res cogitans y la res infinita. La res extensa es la sustancia que tiene como atributo la extensión, esto es, la propiedad de ocupar el espacio; es por tanto, la sustancia que se atribuye a los objetos físicos y por tanto es el tipo de sustancia del que se ocupa la física. 

Banalidad y banalización

El término banalización hacen referencia al fenómeno o situación social o cultural en la que algo que previamente poseía relevancia y transcendencia, por poseer sentido o fuerza movilizadora, transformadora, performativa o eficacia simbólica, la pierde en gran medida para convertirse en algún común, trivial, en una palabra banal, de forma que genera indiferencia o ligereza en su interpretación y valoración. Banalización, más concretamente, se refiere al proceso de conversión hacia lo banal, mientras que banalidad sería la cualidad de lo que se convierte en banal o de lo que es banal en origen, la característica de insignificancia, irrelevancia e intranscendencia de algo.

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