La turismofobia hace referencia a las actitudes de desprecio, aversión e incluso agresividad contra los turistas por parte de una población local, provocadas por las consecuencias negativas que provoca el sobreturismo o turismo masificado, como la carestía de precios, precariedad económica, pérdida de identidad y otros inconvenientes como suciedad, ruido y contaminación o la propia masificación. Generalmente no se trata de un fenómeno natural u original, sino que es consecuencia de un conjunto de políticas públicas y actuaciones por parte de agentes económicos de calado que promueven una excesiva turistificación que provoca finalmente una saturación turística. De hecho, más que un conjunto de actitudes de la población local, es un proceso que se inicia generalmente con el optimismo por parte de dicha población en relación a los beneficios que genera el turismo, pero que según va llegando a un nivel de saturación pasa del optimismo a la apatía, de ahí a la indignación, el conflicto y desgradaciamente a veces la resignación ante la inevitabilidad del fenómeno. El término turismofobia se creó en 2008 de la mano de un artículo del antropólogo Manuel Delgado Ruiz (no es casualidad que el neologismo surgiese en España, que no en vano es uno de los países líderes a nivel mundial en recepción de turistas), pero luego se ha extendido a nivel internacional (en inglés se traduce como tourism phobia), donde afrimaba que no ha sido el turismo quién ha borrado la historia y la gente de los centros históricos, sino la gestión de la ciudad como negocio.