El invierno demográfico es el término utilizado para denominar a la situación demográfica, posterior a la fase de trasición demográfica en la que las tasas de natalidad y mortalidad se igualan, en la que la tasas de natalidad sigue bajando aún más y se sitúa significativamente por debajo de la tasa de mortalidad, aumentando de forma paralela la esperanza de vida, de forma que se produce un envejecimiento acelerado de la población, lo que provoca problemas económicos y sociales importantes, relacionados con la sostenibilidad de las pensiones, financiación del gasto sanitario creciente, falta de mano de obra en ciertos sectores y hasta un estancamiento económico. Una situación de invierno demográfico lleva finalmente a una disminución de la poblaci.on, si no se dan al mismo tiempo saldos migratorios positivos notables. De hecho, la inmigración hacia los países que sufren esta situación de invierno demográfico se plantea como solución, pero suscita críticas desde diferentes sectores políticos por los problemas sociales, culturales y económicos que puede plantear. El fenómeno del invierno demográfico comenzó como realidad palpable en países como Japón, Corea del Sur, Alemania e Italia y siguió extendiéndose a más paises desde comienzos del siglo XXI. El término fue acuñado por el profesor belga Michel Schooyans en su obra Le crash démographique.
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