Krausismo

El krausismo fue un movimiento social desarrollado a partir de mediados del siglo XIX, principalmente en España e Hispanoamérica, basado en la doctrina del filósofo idealista alemán Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832). Su doctrina partía de una concepción de Dios como entitad total que contenía en su interior al universo, pero sin identificarse con él, denominada panenteísmo. A partir de ahí, construyó un sistema filosófico que se situa el ideal u orden divino como elemento fundamental del mundo y de la sociedad, desde una posición intermedia entre un idealismo espiritualista y una concepción pragmática, abogando por una transformación progresiva y pacífica de la sociedad. De este forma, la tolerancia y el rechazo a todo dogmatismo se conformaron como principios de acción social, que desde el krausismo debía desarrollarse sobre todo desde el derecho, defendiendo una actuación facilitadora y no absolutista del estado, y la pedagogía. 

En España, el krausismo fue introducido por Julián Sanz del Río (1814-1869), filósofo, jurista y pedagogo, de ideología fundamentalmente liberal. Sanz del Rió fue maestro de Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), filosofo y pedagogo a su vez, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, que tanto influyó en la España de finales del siglo XIX y XX.  De hecho, la Institución Libre de Enseñanza fue desarrollada siguiendo los principios del krausismo, con una educación laica, práctica, moderna y progresista, basada en la ética y las personas. Mas allá de este proyecto, el krausismo influyó notablemente en los sectores liberales y progresistas del país, integrando a su alrededor a muchos intelectuales en aras de la modernización y apertura del país. De hecho, el movimiento social del regeneracionismo español hunde sus raíces en el krausismo.

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Fenomenología

La fenomenología es una aproximación a la filosofía y más en general al conocimiento basada en la experiencia sensible, consciente y subjetiva del sujeto sobre las cosas de la realidad. Desde su introducción como término filosófico se ha desarrollado desde diferentes perspectivas: si bien en su origen, en el siglo XVIII, la fenomenología es el pensamiento tendente a valorar la validez de la percepción sensible personal como instrumento para el conocimiento del mundo, ya en el siglo, con Edmund Husserl, la fenomenología adquiere el carácter de método de acercarse a la realidad desde la experiencia personal de cada uno, de modo que dicha experiencia se desarrolla ya independientemente del objeto real, de acuerdo con una intencionalidad, término que permanecerá ligado desde entonces a la fenomenología, como aquella característica ligada estrictamente a lo mental, de modo que todo lo imaginado o el conjunto de creencias formarían parte de cierto tipo de realidad, aunque esta no sea física. 

Mal absoluto

El concepto de mal absoluto o mal radical, mas allá de su acepción común y corriente de mal extremo o mal sin límites y dada su transcendencia y su repercusión en la vida de la persona, plantea la necesidad de análisis a nivel filosófico en relación a la naturaleza y origen de ese mal. Fundamentalmente dos han sido los filósofos que han reflexionado sobre estos aspectos: Immanuel Kant (1724-1804) y Hannah Arendt (1906-1975), esta última sobre todo a la violencia y maldad extrema del nazismo. Kant afirmó que los seres humanos desarrollamos tendencias tanto hacia al bien como hacia el mal; entre esas razones y variantes de mal, el grado más extremo correspondería al de la perversidad, como resultado de subordinar la decisión de si una actuación es moral o no a intereses y principios ajenos a la moral (por ejemplo, principios económicos o biológicos), de modo que el mal absoluto surgiría de la destrucción de la voluntad como expresión genuina de la razón. Desde este punto de vista, Kant rechazaría la existencia de personas que se guían por la perversidad como elección, al contrario, la perversidad sería una falla, una grieta en la razón humana.

Por su parte, Hannah Arendt realizó un análisis mas sociológico y político que antropológico, en relación al desarollo del mal absoluto, que ella dió en llamar banalidad del mal. Para la filósofa, que sufrió en primera persona los zarpazos del nazismo, la fuente y origen del mal absoluto provendría de los totalitarismos como ideologías  y sistemas políticos, racionales y corruptos a la vez, banales y perversos al mismo tiempo. Arendt puso el acento además en la reflexión sobre lo ilimitado e insoportable del mal absoluto, afirmando que desde esa definición el mal absoluto debe ser imperdonable, precisamente por hallarse fuera de todo límite o atisbo de humanidad. Sin embargo, su valoración sobre la maldad de individuos en concreto, sobre todo en relación a los asesinos nazis y especialmente al criminal de guerra de las SS Adolf Eichmann, apresado por el servicio secreto israelí en 1960 y cuyo juicio donde se le dictó pena de muerte siguió y analizó, era ambigua en el sentido de que los exculpaba de la maldad de sus actos y los considerada meros funcionarios al servicio de un sistema totalitario, que cumplían a rajatabla y con perfecta eficiencia con los atroces actos que se les encomendaban. De ahí su conocidad expresión valorativa del mal absoluto como banalidad del mal.

Tecnologización

La tecnologización es la introducción, aplicación y extensión masiva y ubicua de la tecnología en el conjunto de las esferas económicas y sociales. Se ha caracterizado como un proceso que incrementa la productividad o hace la vida más fácil o rica a las personas, de hecho el desarrollo y uso de la tecnología es algo inherente a la condición humana y al devenir de las sociedades, pero su implantación y despliegue como envolvente total en la sociedades desde las últimas décadas del siglo XX ha estado exento de toda reflexión crítica sobre su necesidad de aplicación en áreas concretas y obviando sus consecuencias medioambientales y sus riesgos que entraña en relación al control social y la pérdida de libertad de las personas. 

Verdad relativa

Una verdad relativa, contrapuesta a la verdad absoluta, es aquella proposición que es cierta o verdadera dependiendo de las circunstancias, del momento en el tiempo o del sujeto que la valora. En sentido estricto, puede afirmarse que la propia expresión de verdad relativa es un oxímoron o contradicción, ya que si una proposición tiene un valor de verdad mutable que depende de la situación, no es una verdad. Ejmeplos de verdades relativas son "el pan integral es mejor que el pan blanco" (ya que esto no es cierto en todas las situaciones) y  "Barcelona es la ciudad más bonita de Europa" (ya que depende de la persona que lo valore, esto es, es una verdad subjetiva).

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