La segregación residencial por el cual los habitantes de una ciudad fijan su residencia de forma forzada u obligada en barrios o comunidades vecinales concretas en base a sus características raciales o físicas, pertenencia cultural o nivel socioeconómico. La raza, la etnia, el nivel socioeconómico y la edad suelen ser las características y factores que influyen en este tipo de segregación. Así pues, se puede afirmar que la segregación residencial es en definitiva una segregación secundaria que se origina básicamente por otras discriminaciones. Aún así, la propia residencia acaba convirtiéndose en un factor de clasificación de la persona, como etiqueta para establecer estereotipos. Hay que dejar claro, sin embargo, que la segregación residencial, lejos de ser simplemente la concentración de "gente especial" en un barrio determinado, esta debe llevarse a cabo de forma forzosa para las personas y las familias, esto es, son finalmente unos grupos sopciales los que desplazan a otros; por ejemplo, el fenómeno de los barrios chinos no debería considerarse segregación residencial, ya que en estos casos han sido los mismoa ciudadanos de ese origen los que han decidido convivir juntos. Por último, hay que señalar que la segregación residencial es un proceso dinámico que puede variar a lo largo del tiempo, como ocurre en la gentrificación.
Inercia demográfica (ímpetu demográfico)
La inercia demográfica, ímpetu demográfico o momentum demográfico es la tendencia que muestra una población a continuar creciendo incluso tras haber alcanzado una tasa de natalidad a nivel de reemplazo demográfico o incluso inferior, sólo por el hecho de que los grupos de mujeres en edad fértil son relativamente numerosos y por tanto nace un número de niños superior a las personas que fallecen. Es un fenómeno ligado a la segunda transición demográfica, con bajas tasas de natalidad y mortalidad, con una duración limitada a una generación, pero que a su vez presenta redundancia o rebotes en el tiempo, aunque de forma amortiguada y generalmente ya sin crecimiento poblacional, cuando las generaciones de niños de estas madres numerosas, llegan a su vez a la edad de tener hijos.
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Clase trabajadora
Clase trabajadora es la clase social de las personas y familias que dependen del trabajo que realizan para subsistir, tanto si trabajan para un empresario cobrando o salario, como si trabajan de forma autónoma (consultar, además, clase obrera). La definición es, por tanto, muy amplia y englobaría desde obreros, hasta profesionales independientes, como abogados y arquitectos, hasta pequeños empresarios, y se identificaría por tanto con la clase baja, media y media-alta. De este modo, no puede decirse que sea un término con suficiente concreción para hacer una distinción social y de hecho, la clase trabajadora suele mencionarse para aglutinar más que para distinguir, y de este modo se contrapone al término proletariado, que se limita a los que solo disponen de su fuerza de trabajo para salir adelante, a cambio de un salario, y que se utiliza sobre todo en la discurso marxista. De hecho, desde el marxismo es habitual denunciar el concepto de clase trabajadora como concepto que desactiva la conciencia de clase del proletariado, al unir en una misma categoría tanto a trabajadores de cuello azul. obreros, como a trabajadores de cuello blanco, que realizan funciones burocráticas y de control laboral y social.
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Tiempo libre
El tiempo libre es el tiempo que tiene disponible una persona fuera de su trabajo u otro tipo de obligaciones personales. El tiempo libre pude ser un tiempo vacío, por ejemplo cuando un una persona se aburre, o puede ser un tiempo enriquecedor, cuando lo utiliza para descansar, desarrollarse o divertirse, convirtiéndose de esta forma en ocio.
Violencia entre pares
Si atendemos a su significado literal, la violencia entre pares hace referencia a los actos y conductas de abuso, acoso y agresión entre personas integradas en un mismo grupo social y con el mismo estatus. Más concretamente en cambio, la violencia entre pares se refiere a las conductas de acoso y agresión recurrentes que se producen entre niños y jóvenes en la escuela, el barrio o en el ámbito de las redes sociales, lo que se conoce habitualmente con el nombre de bullying o acoso escolar y ciberbullying respectivamente. Es un fenómeno al que se ha prestado atención solo desde las últimas décadas del siglo XX, sobre todo a raíz de las investigaciones del psicólogo sueco Dan Olweus en relación al acoso escolar y su primer artículo al respecto en 1973; hasta entonces, y a pesar de que no existen datos de una menor incidencia, el fenómeno del bullying o acoso escolar fue minusvalorado o invisibilizado, considerado socialmente como normales en las relaciones entre niños y jóvenes. Afortunadamente, desde finales del siglo XX se ha ido generando preocupación y sensibilización social e institucional respecto al fenómeno, y las investigaciones, iniciativas y programas al respecto han proliferado y avanzado notoriamente.