El corporativismo es la doctrina que defiende que la estructura socioecómica debe basarse debe basarse en corporaciones o asociaciones que agrupen a personas de igual interés, como sindicatos y asociaciones profesionales, con el fin de desarrollar una solidaridad orgánica encarnada en la propia sociedad. Se relaciona con la corriente sociológica epistemológica del funcionalismo, entendiendo a las corporaciones como órganos funcionales que fomentan la armonía y la solidaridad social. El corporativismo se ha asociado tanto a las corrientes políticas del fascismo y como al liberalismo. Émile Durkheim fue uno de los principales pensadores que estudió y defendió el corporatismo: consideró que los problemas sociales no se solucionan a través de leyes, ya que los problemas sociales son en definitiva problemas morales, y por tanto hay que superarlos solidariamente, a través del corporativismo.
En la actualidad, se hace referencia al corporativismo en sentido negativo, utilizándose ante todo para designar la conducta de las instituciones que defienden los intereses de los miembros de un grupo, sin tener en cuenta los perjuicios causados a los demás.