En sentido general, la autoobservación, como su propio nombre indica, es la observación que hace un sujeto de sí mismo, su comportamiento y su trabajo, sus emociones y sus pensamientos. El término se utiliza principalmente en psicología, pero con aplicación a múltiples contextos, desde la terapia ante ciertas psicopatologías hasta el desarrollo motivacional, pero generalmente puede afirmarse que persigue la información y evaluación de uno mismo con el objetivo final de aprendizaje y adaptación al entorno. Por otro lado, la autoobservación se inserta en la corriente de la psicología humanista, que hace una interpretación amplia del ser humano, como ser libre, autónomo y dueño de su vida. Dentro del conjunto de técnicas de autoobservación tenemos a la introspección, como análisis profundo de la psique inividual; a un nivel más social, la terapia grupal y el coaching también son entornos en los que la autoobservación es uno de las técnicas básicas.
Teoría del liderazgo situacional
La teoría del liderazgo situacional es un modelo de liderazgo desarrollado por Paul Hersey y Ken Blanchard en 1969. En sus inicios fue denominado teoría del ciclo vital del liderazgo, ya que los autores citados planearon su modelo como una respuesta a las necesidades que tenián los padres en relaciñon a la educación de sus hijos a lo largho del ciclo vital de conviviencia con estos. Durante la década de 1970, el modelo se fue desarrollando y adaptando al entorno organizacional. La idea fundamental es que el liderazgo debe ser un proceso flexible que se adapte a las diferentes características de la organización, tarea a liderar y relación con los liderados. De este modo, en un principio distinguieron 2x2=4 estilos de liderazgo, denominados delegar, participar, persuadir y dirigir, según el líder deba orientarse al cumplimiento de tarea, o a la relación, cuando el líder debe desarrollarse fundamentalmente como apoyo motivacional y emocional al grupo, como los dos factores fundamentales que deben definir el estilo de liderazgo. De este modo para conducta de tarea y relación baja, el liderazgo asignado sería la delegación, con conducta de tarea baja y relación alta sería el liderazgo impulsaría la participación; con conducta de tarea alta y relación alta, persuasión y con conducta de tarea alta y relación baja, dirección. Para establecer si la conducta de tarea y relación del líder y por tanto su estilo de liderazgo debe ser uno u otro, Hersey y Blanchard tomaron como factor principal el grado de madurez de los seguidores, según si tiene motivación o quieren desarrollar la tarea, por un lado; y por otro lado, si se considera que pueden realizarla o tienen las habilidades para ello. Si los seguidores pueden y quieren, el estilo más adecuado sería el de delegación; si no quieren y pueden, el de participación; si quieren y no pueden, persuasión; y si ni quieren ni pueden, dirección. Una vez que desde el grado de madurez se ha definido el estilo de liderazgo, cada variante de estilo se deberá desarrollar según las conductas de tarea y relación correspondientes, tal como se ha explicado anteriormente.
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